miércoles, 11 de agosto de 2010

Los estudios más recientes de la Personería de Bogotá dejan ver que no sólo se desbordó la capacidad de tratamiento de los contaminantes, por lo que se están arrojando estos líquidos al río Tunjuelo, sino que hay deficiencias en la actual planta para el tratamiento de lixiviados.

Según el último informe del DAMA, desde el año 2004 se utiliza el 100% de la capacidad hidráulica de la planta y el diseño inicial implicaba el tratamiento de 7,5 m³ por hora de lixiviados. Actualmente se están tratando alrededor de 13 m³ por hora.

A ello se le suma la siembra no técnica de la mayoría de los 16.950 árboles plantados en la Zona VIII, debido a que no alcanzan la medida establecida en el Manual de Arborización de Bogotá, de 1,5 m de altura. Por ello, la maleza crece a la par de estos árboles impidiendo su normal desarrollo.


JUSTIFICACION

EL BOTADERO DOÑA JUANA HACIDO TANTO UNA SOLOCION EN CUESTION DE ESPACIO Y LUGAR DONDE LLEVAMOS NUESTROS DESECHOS PERO TAMBIEN UN PROBLEMA PARA LA SOCIEDAD.
Cuenca media. En la ciudad de Bogotá recibe las aguas del Salitre y el Fucha, así como la mayor parte de los desechos líquidos contaminantes (22 m³/s) y algunos desechos sólidos que lo convierten en un cauce de aguas negras (muy contaminadas) que desafortunadamente lo hacen merecedor a ser uno de los ríos más contaminados del planeta


Estado de nuestros ráos: Los principales ráos de nuestra capital , se encuentran en un estado muy avanzado de contaminación, debido a la continua recepción de aguas residuales industriales y domésticas de sus respectivas cuencas de drenaje;Son todo un cúmulo de desechos que bombardean el cauce desde diversos frentes: el mal olor comienza en Villapinzón y Chocontá, muy cerca de donde nace el río y donde los químicos —cromo y mercurio, principalmente— bajan con la corriente como si fueran un ingrediente más del agua. A ellos se suman las aguas negras de cerca de ocho millones de habitantes que viven en su cuenca y los desperdicios materiales de las industrias que la rodean.

vertimientos que les aportan incrementos en las concentraciones de carga orgánica, bacteriológica, de metales pesados y de cloruros, entre otras. Los muestreos que han sido realizados presentan para los Ráos Juan Amarillo, Fucha y Tunjuelo valores muy elevados de carga orgánica y prácticamente carencia de oxágeno disuelto en sus aguas a la altura de sus respectivas desembocaduras al Ráo Bogotá.